En Carabobo el color del agua toca la raya de lo permitido. (Foto Archivo/El Carabobeño) |
(Daniel Pabón - El Carabobeño) De incolora, poco. “La de Valencia es color té. Lavar ropa blanca es un ejercicio inútil”, tuitea María Puerta, mientras que Luis Torri adjunta la foto de un pozo amarillento en su lavadora. Ambos habitan una ciudad en la que el color del agua toca la raya de lo permitido.
Lo deseable es que sea menor a 5, pero 15 es el máximo valor de este parámetro aceptado por las Normas de Calidad del Agua Potable vigentes en el país. Y 15 fue el promedio mensual de color que arrojó marzo, abril y mayo pasados. Son datos de Hidrocentro tras examinar el líquido saliente de la planta Alejo Zuloaga, la potabilizadora que surte a Valencia, Naguanagua, San Diego, Libertador y parte de Los Guayos.
Las estadísticas oficiales del último bienio no arrojan, como ahora, tres meses seguidos con el color del agua rozando su techo permitido. En el caso de Valencia había llegado a 15 en marzo y agosto de 2012 y alcanzó el histórico de 17 unidades de platino/cobalto en diciembre de 2011. Otras plantas, de las 15 que administra Hidrocentro, logran valores ideales de color de entre 0 y 3.
¿Qué ocurre? Números tan altos y sostenidos en la Alejo Zuloaga indican la continua presencia de sustancias en suspensión que no deberían estar en el agua ya potabilizada, respondió el sanitarista Manuel Pérez Rodríguez, director de Desarrollo Técnico y Asesoría Ambiental de la Fundación Movimiento por la Calidad del Agua. “Se infiere que los filtros de la planta no están siendo capaces de retener, por ejemplo, cianobacterias ni plancton”.