domingo, 13 de julio de 2014

Problemas hídricos configuran una crisis sanitario-ambiental

La calidad de Pao-Cachinche es clave en la crisis (Foto El Carabobeño)
(Daniel Pabón || dpabon@el-carabobeno.com). Un embalse se derrama mientras en una ciudad escasea el servicio. Una autoridad lo atribuye a la sequía y asegura la potabilidad del líquido. Pero una comunidad, cuando lo recibe, lo halla con coloraciones u olores. Y un análisis oficial de calidad no se parece a las normas.

Las evidencias científicas y técnicas acumuladas en esta historia real son abrumadoramente claras de las dimensiones de la crisis sanitario-ambiental que se está creando, advirtió Edison Durán Lucena. “Los ciudadanos saben que el agua que llega a sus hogares no es potable y, al igual que nosotros, se indignan cada vez que un funcionario declara que está en óptimas condiciones”, sinceró el físico de profesión y director general de la Fundación Movimiento por la Calidad del Agua.

Desde la potabilizadora que sirve al área metropolitana de Valencia, cada mes supera al anterior: turbiedad de 5,9, de 8,2 y de 12,7, cuando 5 unidades son el límite; aluminio disuelto en cada litro a razón de 0,16, de 0,58 y de 0,78, aunque la norma venezolana pone la raya en 0,20 miligramos; cloro libre, para desinfectar, que debería oscilar en torno a 1 miligramo por litro, pero que viene en caída libre con 0,8 en abril, 0,1 en mayo y el inusual 0,0 de junio, que prendió las alarmas de epidemiólogos y de la Sociedad Venezolana de Salud Pública.

Estos resultados, examinó Durán Lucena, demuestran la agudización de la crisis que vienen alertando durante los últimos cinco años, frente a la mirada indiferente del Estado. Por eso llamó la atención de las instituciones públicas, de los diputados al Parlamento, del gobernador, de los alcaldes y concejales, de las universidades, gremios profesionales y organizaciones sociales. “Hagan de ésta una causa común, de máxima prioridad para la sustentabilidad presente y futura de Valencia y la salud pública de sus ciudadanos”.

Las dudas de todos

No existe sistema que pueda garantizar, ni siquiera medianamente, la desinfección de un agua con valores tan altos de color y turbiedad. Tampoco la sociedad debe aceptar pasivamente indicadores tan altos en agua de consumo humano. El par de sentencias son de Manuel Pérez Rodríguez, no solo ingeniero sanitarista con especialización en descontaminación de aguas, sino el presidente que encabezó la transición INOS-Hidrocentro.

Pérez Rodríguez, que ahora es director de Desarrollo Técnico y Asesoría Ambiental de la Fundación Movimiento por la Calidad del Agua, reclamó que la hidrológica y la cartera ambiental están en la obligación moral y técnica de explicarle tres cosas al pueblo: 1) ¿Por qué desde hace tanto tiempo suministra agua de tan mala calidad sin dar ninguna explicación técnica?, 2) ¿existe algún plan de inversión para la reparación y rescate de la infraestructura de acueductos, cloacas, plantas potabilizadoras y depuradoras que administra Hidrocentro? y 3) ¿considera la estatal que esta pésima calidad del agua puede seguir suministrándose a la población por tiempo indefinido, sin causar daño a la salud de la población?

Dos meses atrás Hidrocentro zanjó que mantienen estricto control en los procesos involucrados con la potabilización del recurso que distribuye y que aplican de manera precisa las dosis de sustancias químicas requeridas, garantizando agua apta para el consumo humano. “Es un agua segura que no pone en riesgo la salud de la población en la región central del país”.

La conclusión que debemos sacar, remató Pérez Rodríguez, es que los números hablan por sí solos del creciente deterioro y empeoramiento del sistema hídrico. “Llevamos más de cuatro años y medio haciendo el planteamiento de cómo empezar a solucionar esta compleja situación, sin que Hidrocentro ni el Ministerio del Ambiente den asomo de querer resolver y actuar de forma seria y responsable”.
 

sábado, 12 de julio de 2014

"Ausencia de cloro en agua enciende las alarmas de salud pública"

Dr. José Félix Oletta, epidemiólogo y exministro de sanidad.
(Daniel Pabón || dpabon@el-carabobeno.com) La ausencia de cloro en el agua que se sirve a Valencia, Naguanagua, San Diego, Libertador y parte de Los Guayos enciende las alarmas de salud pública por las graves consecuencias que esta deficiencia acarrea para la salud de estas comunidades. Particularmente, por el riesgo de aumento de enfermedades de origen hídrico.

Las anteriores son apreciaciones de la Sociedad Venezolana de Salud Pública y de la Red Defendamos la Epidemiología Nacional, divulgadas este viernes, en reacción al más reciente perfil de calidad de agua publicado por Hidrocentro, correspondiente a junio.

Además de promediar 0,0 miligramos por litro el cloro libre a la salida de la potabilizadora Alejo Zuloaga, el mes pasado arrojó las más altas concentraciones de color, turbiedad y aluminio de los últimos tres años. “Se agrega la ausencia de cloro a otros indicadores que muestran la pobre calidad del agua para consumo humano que reciben estos pobladores desde hace más de tres años”, interpretaron ambos entes.

La inobservancia por parte de Hidrocentro de las Guías y Normas Sanitarias de la Calidad del Agua indica que los responsables carecen de enfoques de gestión preventivos, que abarcan desde los recursos hídricos al consumidor, señala el texto. “Está omisión está produciendo graves consecuencias para la salud humana y alto riesgo de morbilidad y mortalidad, por la presencia de agentes químicos peligrosos para la salud, también por agentes infecciosos (virus de hepatitis A, bacterias entéricas, E. coli enteropatógena, salmonellas, shigellas, protozoarios, helmintos) y agentes tóxicos como cianobacterias y otros”.

Meta pendiente

La Sociedad y la Red concatenó que, de esta forma, Venezuela se aleja de cumplir los Objetivos y Metas del Milenio de las Naciones Unidas, cuyo compromiso hídrico recordó: “En virtud del derecho humano a disponer de agua, todas las personas deben tener agua suficiente, asequible, accesible, segura y aceptable para usos personales y domésticos”.

La reacción del gremio médico, que firmó el epidemiólogo y exministro de sanidad José Félix Oletta, recuerda que han sido numerosos los reclamos de varias organizaciones no gubernamentales, entre ellas citan a la Fundación Movimiento por la Calidad del Agua, para que Hidrocentro, filial de Hidroven, y el Gobierno nacional subsanen las causas que originan este problema de salud pública, producido por el trasvase de los excedentes del Lago de Valencia, bombeados al embalse Pao-Cachinche, aunado a la incapacidad de la planta Alejo Zuloaga para tratar el exceso de aguas comprometidas que ahora recibe y que envía a la Gran Valencia.

Los reclamos judiciales han dado respuestas muy tardías y lentas, consideran ambas organizaciones, en alusión a que un año después el llamado Juicio del Agua todavía sigue sin sentencia en un tribunal del área metropolitana. “Mientras tanto, la Defensoría del Pueblo incumple su misión y el deber de proteger oportuna y efectivamente el derecho de los ciudadanos de disponer de agua de calidad, accesible y segura para preservar su salud”.

viernes, 11 de julio de 2014

Agua de Valencia no está debidamente desinfectada

Resultados oficiales de Hidrocentro
(Daniel Pabón | dpabon@el-carabobeno.com) Nunca antes desde que Hidrocentro empezó a divulgar sus perfiles de calidad de agua, hace tres años y medio, las concentraciones mensuales de color y turbiedad habían promediado números tan altos como los de junio.

El indicador color cerró el mes pasado con valoración de 20 unidades de platino/cobalto, cinco más que el máximo aceptado en las Normas Sanitarias de Calidad del Agua Potable. La turbiedad se montó en 12,7 unidades nefelométricas, aunque el mismo reglamento recomienda no pasarse de cinco, e incluso de 10 en “casos excepcionales y plenamente justificados”.

Son datos recién publicados por la hidrológica en su sitio web, correspondientes al líquido una vez ha sido potabilizado en la planta Alejo Zuloaga, de San Luis, en Tocuyito, y antes de ser distribuido a Valencia, Naguanagua, San Diego, Libertador y parte de Los Guayos. Es lo que se conoce como el Sistema Regional del Centro 1.

El efecto trasvase

El agua potable de junio contuvo una media de 0,78 miligramos de aluminio por cada litro. Un dígito similar no era reportado por los técnicos desde el mismo mes de hace tres años, a pesar de que está normada una dosis deseable menor a 0,10 y un tope permitido de hasta 0,20 miligramos por litro.

¿Por qué el exceso? El hecho de que los excedentes del Lago de Valencia sean bombeados al Pao-Cachinche hace ligeramente más ácida el agua del embalse. Para adecuarla, en la planta se usa sulfato de aluminio. “Si el agua está ácida, se necesita más químico y más tiempo de contacto. Eso hace que el aluminio residual aumente y que la planta produzca menos”, explicó César Humberto Flores, integrante de la Comisión del Agua del Colegio de Ingenieros de Carabobo.

El especialista en recursos hidráulicos calculó que la planta Alejo Zuloaga puede estar tratando de tres mil 500 a cuatro mil litros por segundo y no los más de siete mil que pudiera potabilizar con agua de mejor calidad. “Aunque se desconoce la información oficial, es alrededor de la mitad de su capacitad instalada”.

Cero desinfectante

También es la primera vez que la filial de Hidroven reporta un mes con 0,0 miligramos por litro de cloro libre. Lo normal sería que, a pie de planta, oscile en torno a 1, para que en su viaje por las tuberías el líquido mantenga un cloro residual de entre 0,3 y 0,5 miligramos por cada litro, de forma de garantizar su calidad bacteriológica. “Si no hay cloro libre, tampoco hay cloro residual en la red de distribución. El agua no estaría saliendo convenientemente desinfectada de la planta”, razonó Flores, con base en lo divulgado.

La ausencia de cloro y al mismo tiempo la alta turbidez sugiere dos hipótesis, que enumeró el consultor ambiental Alfonzo Herrera: 1) si se está aplicando cloro después de la potabilización (poscloración), querría decir que existen muchos sólidos disueltos (materia orgánica) y que el desinfectante se consume todo en su intento de oxidarlos. “Y aun así no baja la turbiedad”, o 2) que no se esté añadiendo cloro postratamiento. “Eso también sería malo”.

En marzo pasado, cinco para entonces analistas de control de calidad de la Alejo Zuloaga reclamaron, mediante un documento remitido a sus superiores, “la ausencia de suministro de sustancias químicas necesarias para procesar el agua cruda y obtener un agua apta para el consumo humano”. Avisaban que el ente encargado de mantener el stock no daba estricto cumplimiento a las solicitudes.

En todo caso, hasta 90% de la materia orgánica que viene de Pao-Cachinche debería quedarse asentada en los sistemas de filtración de la planta de Tocuyito, advirtió Herrera. “Desconocemos si algunos están fuera de servicio, pero por los resultados se infiere que los filtros no estarían reteniendo suficientemente las impurezas y estas podrían estarse colando a la red”.

martes, 8 de julio de 2014

Crisis de calidad del agua empeoró durante el mes de Mayo

De los resultados oficiales de calidad de agua publicados por Hidrocentro para el mes de Mayo de 2014 se observa que 4 de los 7 parámetros reportados están fuera de norma, lo que equivale a decir que el 57.14% de los parámetros reportados no cumplen con las Normas Sanitarias de Calidad de Agua.

Estos resultados en general, son los peores resultados admitidos desde que Hidrocentro empezó a hacer públicos parcialmente sus resultados sobre la calidad del agua, y evidencian que los efectos de haber vaciado el Dique de Guataparo (para combinar sus aguas con las del Pao-Cachinche y así disminuir los niveles de contaminación momentáneamente) fueron efímeros y ya se disiparon, y por ello los resultados oficiales vuelven a mostrar el avance en el deterioro del Pao-Cachinche, ya que sus principales causas de contaminación como son las aguas residuales no debidamente tratadas de la P.T.A.R. La Mariposa y las aguas no tratadas del Trasvase del Lago de Valencia, siguen descargándose sobre el Embalse, afectándolo cada día más. 

La turbiedad del agua alcanzó el máximo valor jamás reportado por Hidrocentro, de 8,2 NTU durante el mes de Mayo siendo el valor máximo permitido de 5 NTU, lo que representa un 64% superior al máximo valor permitido, cuyo valor viene incrementándose sostenidamente desde Febrero de este año cuando tuvo un valor de 4.5 NTU. El color del agua alcanzó nuevamente el máximo valor permitido de 15 Pt/Co, que es 3 veces más al valor deseado, manteniéndose fuera de norma desde Octubre del año pasado.

El aluminio, que el mes pasado había sido reportado dentro de norma por primera vez en 5 años, volvió nuevamente al superar el valor máximo permitido por las Normas Sanitarias en un 82%, su valor más alto en 19 meses. El Cloro, el cual siempre se debe encontrar en una concentración de 0,3 mg/l y 0,5 mg/l, se reportó en 0,1%, el valor más bajo jamás reportado por Hidrocentro, y que implica que el agua estuvo sub-clorada durante el mes de Mayo, lo cual representó un riesgo inmediato para la salud de la población abastecida al no se haberse garantizado la calidad bacteriológica del agua, lo cual fue reportado en múltiples ocasiones por los ciudadanos en protestas de las comunidades y a través de las redes sociales.  Finalmente, el valor del parámetro Hierro, que ha sido reportado desde hace varios años fuera de norma, no fue reportado este mes por Hidrocentro. 

Vemos con extrema preocupación como pasan los años y el problema se agrava, mientras el gobierno nacional e Hidrocentro siguen sin ofrecer soluciones reales y sostenibles que nos permitan mejorar la calidad del agua. Desde la Fundación Movimiento Por la Calidad del Agua seguiremos impulsando las acciones legales e institucionales para que se garantice plenamente el derecho humano del acceso al agua potable de todos los Carabobeños y Venezolanos.