(Daniel Pabón) No es grama. Es una alfombra de bora lo que cubre al embalse Pao-Cachinche en el extremo conocido como brazo Chirgua. La imagen, apreciable desde la ribera del sector Agua Clara, es inédita en comparación con registros de los últimos tres años. Ahora es imposible que un bote se abra paso.
El problema no es nuevo pero en los últimos meses se ha acentuado, relacionó la ingeniera química y ambientalista Jacquelín Rodríguez León. “Los lugareños, cuando la bora estaba en menor cantidad, la removían manualmente para hacer sus viajes. Ya no”, comentó la representante de la Comisión de Control de Nivel y Saneamiento del Centro de Ingenieros de Carabobo.
Pao-Cachinche es el gran almacenador del agua que, luego de un tratamiento, se consumirá en Valencia, Naguanagua, San Diego, Libertador y parte de Los Guayos. El área arropada por la planta coincide con la desembocadura del río Chirgua de Bejuma, el segundo tributario más importante del sistema. Son unos 2 mil 300 metros cuadrados afectados solo en esta margen, calculó la especialista.
La tupida presencia de bora indica que el embalse está recibiendo gran cantidad de nutrientes indeseables, como nitrógeno y fósforo. Esto trae consecuencias buenas y malas: una mala es que la capa limita la entrada de luz solar y de oxígeno, necesarios para el embalse. Una buena es que la bora, mientras viva bajo reproducción controlada, se mantiene en la superficie y absorbe nitrógeno, fósforo y materia orgánica. Es un mecanismo natural de remediación. Lo malo es que, cuando muere, libera al agua lo absorbido si no hay una recolección canalizada y programada.