martes, 23 de julio de 2013

Hidrocentro registra alta coloración y aluminio en agua de Valencia

En Carabobo el color del agua toca la raya
de lo permitido. (Foto Archivo/El Carabobeño)
(Daniel Pabón - El Carabobeño) De incolora, poco. “La de Valencia es color té. Lavar ropa blanca es un ejercicio inútil”, tuitea María Puerta, mientras que Luis Torri adjunta la foto de un pozo amarillento en su lavadora. Ambos habitan una ciudad en la que el color del agua toca la raya de lo permitido.

Lo deseable es que sea menor a 5, pero 15 es el máximo valor de este parámetro aceptado por las Normas de Calidad del Agua Potable vigentes en el país. Y 15 fue el promedio mensual de color que arrojó marzo, abril y mayo pasados. Son datos de Hidrocentro tras examinar el líquido saliente de la planta Alejo Zuloaga, la potabilizadora que surte a Valencia, Naguanagua, San Diego, Libertador y parte de Los Guayos.

Las estadísticas oficiales del último bienio no arrojan, como ahora, tres meses seguidos con el color del agua rozando su techo permitido. En el caso de Valencia había llegado a 15 en marzo y agosto de 2012 y alcanzó el histórico de 17 unidades de platino/cobalto en diciembre de 2011. Otras plantas, de las 15 que administra Hidrocentro, logran valores ideales de color de entre 0 y 3.

¿Qué ocurre? Números tan altos y sostenidos en la Alejo Zuloaga indican la continua presencia de sustancias en suspensión que no deberían estar en el agua ya potabilizada, respondió el sanitarista Manuel Pérez Rodríguez, director de Desarrollo Técnico y Asesoría Ambiental de la Fundación Movimiento por la Calidad del Agua. “Se infiere que los filtros de la planta no están siendo capaces de retener, por ejemplo, cianobacterias ni plancton”.


Nata verde en Cachinche

Los valores no solo de color sino de aluminio, turbiedad, hierro y conductividad en el agua vendrían en aumento desde que, en 2007, los excesos del Lago de Valencia empezaron a ser vertidos en Pao-Cachinche, demostró hace tres años la ingeniera químico y ambientalista Jacquelín Rodríguez León, con base en datos de 2008 y 2009 filtrados de Hidrocentro.

En monitoreo reciente a Pao-Cachinche, Rodríguez León constató que desde hace aproximadamente dos meses habitantes de las cercanías al embalse han observado una nata verde en parte de la superficie. “Se conoce como bloom algal y es indicativo de algas ricas en cianobacterias. Esto puede resultar más tóxico que la presencia de bora y lemna”. En la zona también se percibe un olor nauseabundo, agregó.

La represa de Valencia se llena con los aportes de las plantas La Mariposa y Los Guayos, de cuya depuración dudó la especialista; con los excedentes no tratados del Lago de Valencia y con ríos como el Cabriales y el Chirgüa. “Cachinche es como una olla que se está saturando cada vez más y no tiene cómo responder. Esto aminora su vida útil”, evaluó Rodríguez León.

La más reciente publicación, en la web de la hidrológica, de datos correspondientes a abril y mayo indica una última novedad: las cantidades de aluminio en el agua por encima de lo permitido se prolongaron a 29 meses consecutivos al cerrar, respectivamente, con 0,50 y 0,45 miligramos de ese metal por cada litro potabilizado. Las normas precisan que 0,20 es el máximo aceptable.


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