viernes, 11 de julio de 2014

Agua de Valencia no está debidamente desinfectada

Resultados oficiales de Hidrocentro
(Daniel Pabón | dpabon@el-carabobeno.com) Nunca antes desde que Hidrocentro empezó a divulgar sus perfiles de calidad de agua, hace tres años y medio, las concentraciones mensuales de color y turbiedad habían promediado números tan altos como los de junio.

El indicador color cerró el mes pasado con valoración de 20 unidades de platino/cobalto, cinco más que el máximo aceptado en las Normas Sanitarias de Calidad del Agua Potable. La turbiedad se montó en 12,7 unidades nefelométricas, aunque el mismo reglamento recomienda no pasarse de cinco, e incluso de 10 en “casos excepcionales y plenamente justificados”.

Son datos recién publicados por la hidrológica en su sitio web, correspondientes al líquido una vez ha sido potabilizado en la planta Alejo Zuloaga, de San Luis, en Tocuyito, y antes de ser distribuido a Valencia, Naguanagua, San Diego, Libertador y parte de Los Guayos. Es lo que se conoce como el Sistema Regional del Centro 1.

El efecto trasvase

El agua potable de junio contuvo una media de 0,78 miligramos de aluminio por cada litro. Un dígito similar no era reportado por los técnicos desde el mismo mes de hace tres años, a pesar de que está normada una dosis deseable menor a 0,10 y un tope permitido de hasta 0,20 miligramos por litro.

¿Por qué el exceso? El hecho de que los excedentes del Lago de Valencia sean bombeados al Pao-Cachinche hace ligeramente más ácida el agua del embalse. Para adecuarla, en la planta se usa sulfato de aluminio. “Si el agua está ácida, se necesita más químico y más tiempo de contacto. Eso hace que el aluminio residual aumente y que la planta produzca menos”, explicó César Humberto Flores, integrante de la Comisión del Agua del Colegio de Ingenieros de Carabobo.

El especialista en recursos hidráulicos calculó que la planta Alejo Zuloaga puede estar tratando de tres mil 500 a cuatro mil litros por segundo y no los más de siete mil que pudiera potabilizar con agua de mejor calidad. “Aunque se desconoce la información oficial, es alrededor de la mitad de su capacitad instalada”.

Cero desinfectante

También es la primera vez que la filial de Hidroven reporta un mes con 0,0 miligramos por litro de cloro libre. Lo normal sería que, a pie de planta, oscile en torno a 1, para que en su viaje por las tuberías el líquido mantenga un cloro residual de entre 0,3 y 0,5 miligramos por cada litro, de forma de garantizar su calidad bacteriológica. “Si no hay cloro libre, tampoco hay cloro residual en la red de distribución. El agua no estaría saliendo convenientemente desinfectada de la planta”, razonó Flores, con base en lo divulgado.

La ausencia de cloro y al mismo tiempo la alta turbidez sugiere dos hipótesis, que enumeró el consultor ambiental Alfonzo Herrera: 1) si se está aplicando cloro después de la potabilización (poscloración), querría decir que existen muchos sólidos disueltos (materia orgánica) y que el desinfectante se consume todo en su intento de oxidarlos. “Y aun así no baja la turbiedad”, o 2) que no se esté añadiendo cloro postratamiento. “Eso también sería malo”.

En marzo pasado, cinco para entonces analistas de control de calidad de la Alejo Zuloaga reclamaron, mediante un documento remitido a sus superiores, “la ausencia de suministro de sustancias químicas necesarias para procesar el agua cruda y obtener un agua apta para el consumo humano”. Avisaban que el ente encargado de mantener el stock no daba estricto cumplimiento a las solicitudes.

En todo caso, hasta 90% de la materia orgánica que viene de Pao-Cachinche debería quedarse asentada en los sistemas de filtración de la planta de Tocuyito, advirtió Herrera. “Desconocemos si algunos están fuera de servicio, pero por los resultados se infiere que los filtros no estarían reteniendo suficientemente las impurezas y estas podrían estarse colando a la red”.

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